Mauricio Molano es Colombiano, Ingeniero Industrial que entendió que lo importantes no es el título, sino que aprender a vivir y aprovechar las oportunidades que la vida te da. Conoce la historia de Mauricio que desde 1999 emigro a los EEUU y después de trabajar en bancos durante 15 años en su país, se reinvento para contar aquí su historia.
«Llegamos a hacer un curso de humildad acelerado que realmente nos enseñó lo importante de la vida, que no necesariamente es el título, sino es aprender a vivir y aprovechar las oportunidades que tenemos de nuestra vida.
Llegamos aquí en 1999, yo me vine a estudiar inglés a Lexington Kentucky y nunca regresamos a Colombia. Así empezó nuestra travesía con mi esposa y mis dos hijos. Juliana tenía cinco años y medio y Felipe tenía diez meses y medio. En Colombia habíamos logrado cierta posición económica socio académica y aquí llegamos a hacer lo que nunca pensamos y que íbamos a hacer.
Mi primer trabajo fue como mesero, lavador de platos y recogedor de basura, después de haber manejado grupos de 120 personas en el banco. Me salió una oportunidad de trabajo en Tamiami Park nos fuimos a vivir allí en donde trabajé con una compañía de proceso de aluminio. Tuve la oportunidad de ayudar a montar la compañía, pero los socios tuvieron un altercado y la misma tuvo que cerrar a los seis meses. Luego empecé a trabajar de valet parking y vendiendo publicidad en un periódico en donde a partir de allí un amigo quería abrir su compañía de revistas en el área de tecnología de oftalmología y optometría y esa experiencia me ayudó a acompañarlo en esa travesía y a través de esa compañía logramos nuestro estatus legal en EE.UU.
En el año 2000 tuve la oportunidad de trabajar con un amigo en un proyecto de traer nieve para entretenimiento a Miami. Era sumamente ambicioso y básicamente se trataba de hacer un proyecto de 40 millones de dólares en esa época. Nos pegamos una estrellada gravísima por no conocer el mercado, por no tener claro cómo son las influencias políticas, incluso dentro de la aprobación de los proyectos y perdimos dos millones de dólares que nos pesaron muchísimo. Me dejó con una serie de demandas, una situación muy difícil para mí y mi familia por no habernos asesorado lo suficiente antes de pensar en una inversión de esa magnitud.
Mi esposa se graduó aquí en el 2009 como odontóloga después de haber estudiado 8 años y tuvo la posibilidad de entrar a la universidad. No fue fácil, pero a partir de eso logramos una estabilidad económica, emocional y un rumbo nuevo para nuestra familia. Ella llegó aquí sin inglés, nunca tuvo la oportunidad de estudiarlo, pero a partir de su trabajo como asistente, aprendió algo de idiomas y le permitió desarrollarse y conocer el idioma de su odontología y sin ninguna duda, eso le ayudó para que pudiera presentar sus exámenes y poder graduarse en EE.UU.
Yo soy agente de real estate de finca raíz y también ayudo a mi esposa a administrar la oficina dental que tenemos hoy. Juliana tiene 27 años, mis dos hijos se graduaron de bachilleres. Juliana ya se graduó en economía y política internacional, y trabaja con una compañía de consultoría. Felipe vive con nosotros, tiene 22 años y está estudiando ingeniería industrial».
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