Conoce la historia de Alejandro Escobar quien en 1998 emigra a los EE. UU. desde Argentina buscando mejores oportunidades y con mucha perseverancia logra abrir Ale Meat en Weston, FL.
«Aprendí el oficio de carnicero porque mi papá me enseñó. Yo quería cambiar de vida y vine a USA pensando que iba a estar un año o dos años para juntar dinero y volver a la Argentina a poner un negocio. Pasó el tiempo, empecé a trabajar, a cambiar de vida y de hábitos que tenía.
Comencé a sentirme bien, feliz y con ganas de progresar. Se me hacía difícil juntar dinero y vivir acá. Luché para traer a toda mi familia. Empecé a trabajar y fui buscando mejores oportunidades. Aunque ya tenía muchos años de oficio, en USA era aprender todo nuevo porque, aunque la vaca es la misma, los cortes son diferentes.
Pensé y dije, me tengo independizar. Conseguí un lugar, pero como siempre digo, poner un negocio con capital es fácil, pero lo difícil es hacerlo sin capital y sin crédito. Llegué en la época en que te dejaban entrar solo con pasaporte. Después de un tiempo, quedé ilegal, fue una historia difícil, porque no tienes crédito, los bancos no te quieren dar dinero y no tienes a nadie que te dé una mano para poner tu negocio.
Conseguí un lugar de unos argentinos que rentaban una carnicería, era un espacio que ya tenían todo instalado y rentado, pero no tenían carnicero. Fue una experiencia buena y mala a la vez, porque de ganar USD 3.300 pasé a ganar USD1.500 trabajando para mí.
Sabía que había una oportunidad en Weston en un local y prácticamente puse una carnicería sin dinero porque estaba todo instalado, lo único que tenía que conseguir era la carne y trabajar. Ahí empezó la historia de Ale Meat y ahora hace diez años que estoy Weston y logré independizarme totalmente, porque primero rentaba un espacio dentro de un supermercado y siempre dependía del propietario. Llegó el día que nos sacaron de ahí, teníamos 30 días para abandonar el lugar porque no iban a renovar el contrato.
Yo ya tenía una clientela de cuatro años en Weston, entonces empecé a buscar locales. Acá tenemos productos de varios países de Sudamérica. Porque en Weston hay brasileros, venezolanos, paraguayos, chilenos y argentinos. Por eso puse el negocio en Weston, la gente busca buena carne.
Me casé en el 2004, conocí a una chica de Brasil que iba a la misma iglesia, empezamos a salir y nos casamos al año. Tengo cinco hijos, dos con ella que son americanos y tres argentinos».
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