Argentina está en búsqueda de un crecimiento con otro tipo de reglas a las que está acostumbrada, con el libre mercado de oferta y demanda como bandera, tal como funcionan en Estados Unidos, país donde vivo hace más de 30 años. Argentina siempre tuvo una mirada muy particular en el aspecto comercial y se manejó con reglas y no leyes mientras que, en Estados Unidos, se cumplen las leyes en lugar de seguir reglas. ¿Qué las diferencia? Unas están aprobadas mientras que las otras, en ocasiones, son adaptaciones de usos y costumbres a las primeras.
Regirse por reglas, a veces inconstantes, y no por leyes o coherentes, quitan previsibilidad a cualquier actividad en cualquier lugar del mundo. Si el plan del presidente Javier Milei es una desregulación total de la economía, tal el sistema que rige en Estados Unidos, ¿es posible el crecimiento?.
¿Se puede competir con éxito sin protección a las empresas? Si hay desregulación económica, es importante el libre juego, básico, de oferta y demanda. Y si uno quiere vender más, o mejora la calidad o baja el precio.
El mercado siempre termina siendo el más acorde al consumidor: producto o servicio que no es requerido, termina por ceder su lugar. El consumidor puede pagar distintas calidades, puede pagar caro o puede pagar barato, pero nunca malo y caro. El ideal de “bueno y barato” puede alcanzarse, sin dudas, en una economía de libre competencia.
Comprar “afuera”
Los argentinos estuvieron, durante años, imposibilitados de acceder a ciertos productos, que no podían ser importados. Por qué, pagando los correspondientes impuestos (como en Argentina la recarga al dólar denomina “PAIS” o “Solidario”) una persona no podría acceder a una compra en el extranjero.
También hay que contemplar la posibilidad de acceder a un producto importado inexistente en la industria local. Tendría que ser posible acceder a un producto irreemplazable (como un insumo médico o un elemento de tecnología) que no se fabrique localmente. ¿Hay que gravarlo? Claro, pero de manera razonable.
En Argentina, a poco de asumir, el Gobierno de Milei y con Luis Caputo en el Ministerio de Economía, oficializó la suba del Impuesto PAIS para importaciones de 10 puntos porcentuales, es decir que pasó de 7,5% a 17,5%. Es decir que con un dólar promedio de $800, un producto importado pagaría $940 por cada dólar de costo. Estados Unidos, por su parte, aplica una tarifa aduanera que está entre las más bajas del mundo: 3,5% promedio.
Por otro lado, si quiero adquirir un bien que existe localmente, no es ilógico pensar en impuestos más elevados para importarlos, ya sea para proteger a la industria local compensando la mano de obra, que en Argentina es exageradamente barata respecto a la de los países más industrializados. Y si a eso le sumamos que el 40% de la economía argentina se maneja en negro, y casi tres millones de trabajadores se encuentran en un limbo legal, como los monotributistas, se entiende la necesidad de comenzar con cambios profundos en materia económica.
Esa informalidad se ve también en otros países, claro, como Ecuador y Perú, que cuentan con más de dos tercios de sus trabajadores sin registrar o México y Brasil, las mayores economías latinoamericanas, con un porcentaje cercano al 55% promedio. En este ítem, Estados Unidos vuelve a estar entre los de más bajo porcentaje del mundo: tan sólo el 6,6% según el último dato proporcionado por la Organización Internacional del Trabajo (2021), un 1,4% más que España (5,2%), el país con mayor empleo registrado de Europa.
A partir del apoyo con leyes amigables al emprendedor, la regularización del empleado, quitando trabas a la industria y fomentando la libre competencia, puede pensarse en el crecimiento de la economía.
Mercado inmobiliairio
Dejar librada la negociación personal a las relaciones laborales, los contratos de alquiler y otro tipo de transacciones que involucra a dos partes es una práctica saludable del libre mercado.
Pongamos como ejemplo el mercado inmobiliario. Si quiero alquilar un departamento, hay uno que me interesa y su dueño quiere alquilarlo, ¿por qué no podría hacerlo? Solo tendríamos que acordar los términos. Y si ese propietario está pidiendo un monto leonino, por más que me interese no la voy a alquilar. Ni yo ni nadie.
El mercado se va imponer básicamente en algo fundamental y que en Argentina debería existir: los denominados “comparables”. ¿Qué quiere decir? Que si todos los departamentos de un edificio se alquilan en $100, en base al estado o comodidad agregada a una unidad, el propietario podrá pedir $97, $98, $102 o $103, pero jamás $400. En el “comparable”, el potencial inquilino verá que el piso de abajo vale $100 y no pagará mucho más eso. Esa negociación debe quedar librada a las partes.
Los contratos de alquiler solo tienen que involucrar dos partes y la posición dominante puede variar: si el inquilino tiene la voluntad y el capital y el dueño de la propiedad tiene la necesidad o urgencia en alquilar, la posición dominante será la del inquilino.
Tampoco es necesaria una ley que determine el tiempo de alquiler de un local o inmueble. ¿Por qué no podría, como dueño, alquilar mi departamento por cinco años?
En la actualidad sólo cuatro Estados de Norteamérica tienen intervención estatal en el mercado de alquileres: California, Nueva York, New Jersey y Maryland. La regulación de alquileres está vigente en la ciudad de Nueva York desde el año 1947 y en la actualidad, el 45% de los alquileres tiene el precio regulado por el sector público.
También existen, en todo el país, lo que se llama “condodocs”, estatutos del consorcio. Son reglas internas que permiten o prohíben el alquiler temporal de una vivienda, que tienen un piso y un techo en el costo del alquiler o arrendamiento y que marcan ciertas condiciones para su uso por parte de no propietarios. Mientras esas reglas se respeten, las restricciones no existen.
En el mundo, hay 26 países desarrollados que tienen regulación para que la vivienda que se alquile cumpla con condiciones mínimas de calidad: normas de seguridad, salud e higiene. E incluso en 15 países se requiere un tamaño mínimo de vivienda para ponerla en alquiler.
Formación de precios
La oferta y la demanda siguen siendo básicas para cualquier economía y la referencia de precios estará dada por la competencia. Chile, por ejemplo, tenía una competencia feroz en precios, con variaciones según la calidad del producto ofrecido.
¿Cuántas marcas y tipos de alfajores hay en Argentina? Más de cuarenta. Algunos son más caros que otros, y ambos se venden, el más caro tiene otra calidad de materia prima, otra cantidad de dulce de leche, por ejemplo, además de un packaging que llama más la atención. ¿Alguien le dijo cuánto debe cobrar por cada uno o fueron los propios fabricantes los que pusieron el precio de acuerdo a la calidad de sus productos y la aceptación del público?
El marco regulatorio de un Estado podrá darle referencia a una fábrica de alfajores, cuánto cobrar por unidad, independientemente de la calidad. En cambio, el público, consumidor de alfajores, le dará al mercado la referencia: si es caro al bolsillo y flojo al paladar, dejará de comprarlo, poniendo en problemas al fabricante, que quizá haya apuntado a un público más popular pero la ley le impide un precio por debajo del que lo vende. ¿Cómo yo, como autoridad del organismo que sea, voy a decir cuánto cobrar algo? ¿Basado en qué argumentos?
Desde hace más de 30 años vivo en un país donde hay libre comercio, en el que una fuerte industria nacional convive perfectamente con productos provenientes de mercados de manufactura intensiva como China, en algunos casos equilibrando los costos con impuestos al producto importado.
El comerciante, el fabricante y el importador deben vender para sobrevivir. Y compiten en el mercado teniendo como referencia la evaluación del público, que marca el éxito de la oferta y regula la demanda que es la única ley que debería regir en el libre comercio.
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